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  • Foto del escritorFrancisco Pérez Benedicto

LOS SECRETOS DE SAN ACACIO - Una novela de Benjamín Collado



1.- Esta es tu primera incursión en la literatura de ficción en formato de novela. ¿Cómo ha sido la experiencia de pasar de la escritura como historiador de forma académica a la ficción?

En realidad, empecé a escribir ficción antes que divulgación histórica. La idea de escribir mi libro Los íberos y su mundo nació cuando intentaba escribir una novela histórica ambientada en la época ibérica. Me resultaba muy incómodo tener que manejar un montón de libros para encontrar información sobre esta cultura, y me decía: “con lo fácil que sería si estuviera todo en un solo libro y bien organizado por temas”. Como ese libro no existía, lo escribí yo. A partir de entonces me centré en la historia, aunque nunca olvidé del todo la ficción.

Pero te confieso que tengo otras cuatro o cinco novelas bastante avanzadas y la mayoría las empecé hace muchos años. Entre ellas está la continuación de las aventuras y desventuras de Faustino Polvillo, el protagonista de esta novela.


2.- El tono general de la novela es el de una comedia alocada donde todo puede suceder por increíble que parezca, lo que le da un ritmo muy de vodevil. Cuando comenzaste a escribirla ¿tuviste claro que el humor iba a ser el elemento vertebrador de la historia? Y ¿por qué lo elegiste así?

Tenía claro que el humor debía estar muy presente en esta novela, porque la misma historia pedía este tono, pero también tenía claro que no quería una simple sucesión de tontadas sin más alcance; la novela tenía que tener una trama bien trazada, con unos personajes bien construidos y un final en el que todo encajara sin dejar cabos sueltos. Por las primeras reacciones de los lectores, creo que he conseguido el objetivo.


3.- El protagonista de tu novela, Faustino, es un escritor que busca un retiro tranquilo para poder terminar la novela que está escribiendo. Y en ese camino podemos descubrir a un ser bonachón, un poco inocente en algunos momentos, valeroso en otros, con mala suerte y siempre con curiosidad. ¿En qué te has inspirado para crearlo?

Como bien sabes, cuando creamos un personaje le adjudicamos una serie de características que nosotros queremos que tenga según el papel que vaya a desempeñar, y que unas veces son cien por cien inventadas y otras tomadas de personas que conocemos, personajes literarios, del cine, etc. Al caracterizar a Faustino mezclé algunos aspectos de personas reales que he conocido a lo largo de mi vida con una mayoría inventados. Aun así, desde la idea original, he tenido que modificar bastante su personalidad, porque en un principio yo lo quería hacer más bobalicón pero él no se dejaba, con lo que he tenido que darle algunas virtudes más de las que tenía previstas para él. Pero he de reconocer que es mejor así y estoy contento con el resultado final.


4.- En tu novela mezclas muchos temas, desde la vida en los monasterios, pasando por la bibliofilia, la sexualidad más abierta, la corrupción o el tráfico de drogas, elementos que, así a priori parecen imposibles de ensamblar, y sin embargo tú consigues darle una estructura plenamente coherente. Me parece un gran logro. ¿Qué te resultó más difícil a la hora de interconectar las historias que van surgiendo para que tuviese estructura de todo?

Creo que lo más complicado en este tipo de novelas es conseguir que el lector llegue a aceptar que todo lo que está leyendo es real y casi normal a pesar de que le estas contando una barbaridad imposible, es la famosa “suspensión de la incredulidad” que se suele buscar en la literatura. De todos modos, con demasiada frecuencia la realidad supera a la ficción, con lo que tampoco considero que mis invenciones sean tan disparatadas como pudieran parecer.


5.- ¿Cómo crees que funcionaría la novela que finalmente escribe Faustino? ¿Tendría éxito en la España actual?

Bueno, creo que al pobre Faustino todavía le queda mucho camino por recorrer en su carrera literaria. Primero debería aclarar sus ideas y prepararse un poco para poder escribir algo decente. En Faustino también he querido encarnar a uno de los muchísimos escritores aficionados que hoy en día se han lanzado a escribir y publicar una novela (me incluyo en el grupo), a pesar de que la inmensa mayoría de ellos no están mínimamente preparados y que el resultado final deja mucho que desear.


6.- No podemos desvelar mucho de la novela para que el lector la descubra como me ha sucedido a mí, pero diría que hay una parte que conecta con tu labor de historiador, cuando hablas de las dependencias del monasterio. No sé si te tiraba el tema y has querido poner una parte de tu labor investigadora también en la novela. ¿Ha sido así?

Uno es historiador las 24 horas del día, eso está claro, con lo que a poco que tengas una mínima oportunidad, te sale la vena. Precisamente, la escena en la que describo el monasterio y hablo un poco de la Orden Benedictina, es una de las que tuve que recortar porque me enrollaba demasiado. También, cuando sale a colación la Guerra Civil, traté de reflejar unas situaciones que se podrían extrapolar a lo ocurrido en infinidad de pueblos de España en aquel momento.


7.- Aunque no he llegado a reírme a carcajadas, sí que he mantenido la sonrisa constante durante la lectura, algo que eleva el tono vital, mejora la tensión y reduce el estrés. Solo por eso ya, gracias. Además, en mi caso, leí tu novela durante las 21 horas que tardé en llegar a Bangladesh, con lo cual aún me ayudó más a que se me hicieran más cortas. Escribir en torno al humor me parece lo más difícil del mundo. ¿Qué claves utilizas o cómo lo estructuras para que resulte tan eficaz?

Lo cierto es que no utilizo técnicas ni herramientas concretas, eso sí, me considero una persona con un gran sentido del humor, con lo que no me resulta difícil encontrar el lado cómico de las cosas y situaciones. Pero también soy muy consciente de que el humor es algo muy personal y a cada uno nos hace reír una cosa. Yo mismo he leído bastantes clásicos de la literatura de humor que no me han hecho ninguna gracia.

Cuando comento este aspecto con otras personas, suelo comparar el humor con el sexo, porque lo que para unos resulta desagradable a otros les hace pasar un rato estupendo.


8.- Imagino que, con esta primera experiencia novelística, te ha picado ya el gusanillo de ir a por más, ¿no? ¿Nos puedes adelantar si ya estás construyendo un nuevo proyecto en forma de novela?

Como ya he comentado antes, tengo varios proyectos de novela bastante avanzados. El más adelantado es una novela negra que, en contraste con esta, es bastante dura. Por otro lado, está la que se podría considerar continuación de Los secretos de San Acacio, aunque sería totalmente independiente de esta, y que empieza justo cuando Faustino Polvillo regresa a casa después de sus aventuras en el monasterio de San Acacio.


9.- Aunque no es tu primera experiencia editorial con La pajarita roja editores, sí lo es en cuanto a tu primera novela publicada. ¿Podrías contarnos un poco cómo ha sido el trabajo con ellos durante el proceso de corrección y edición? ¿Puedes confesarnos qué párrafo o frase es la que Carlos Tosca te ha pedido reescribir más veces?

El trabajo con Carlos ha sido extremadamente fácil. A esto también ha ayudado el hecho de que nos conozcamos desde hace años, desde antes de presentarle ningún proyecto literario, entre otras cosas porque los dos formamos parte de la tertulia literaria La Virgulilla. Por diversas circunstancias, entre ellas la pandemia, la novela se ha retrasado mucho, lo que también me ha proporcionado un tiempo extra para hacer más revisiones. Esto ha dado como resultado un menor trabajo de corrección para el editor. Más que en párrafos o frases, donde más me ha incidido Carlos ha sido en mi tendencia a abusar de determinadas palabras, como pero o yo. Pero no ha llegado la sangre al río, nos hemos entendido bien.


10.- Creo que Los secretos de San Acacio es un excelente regalo navideño. ¿Cómo recomendarías tu novela a todas aquellas personas que están pensando en qué podrían regalar esta Navidad?

Viendo cómo está el mundo y nuestra sociedad, creo que ya tenemos bastantes sinsabores en nuestro día a día, con lo que regalar Los secretos de San Acacio es regalar una sonrisa, un rato de entretenimiento que seguro que hará pasar un rato muy divertido a ese amigo o familiar que necesita desconectar un poco de lo que nos rodea.

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